“Todos roban. Estos roban, pero hacen”. Muchas veces escuchamos a amigos y familiares justificar con estas palabras a funcionarios corruptos. El problema es que la premisa es falsa. Si roban, no hacen. La corrupción no es un mal menor: hace un daño enorme a la economía y a la sociedad en su conjunto. Por eso, hablar sobre transparencia no es un slogan vacío o un “capricho” moral. Es una obligación para todos aquellos que creemos en que un país mejor es posible.
De acuerdo con la ONG Transparencia Internacional, Argentina está en el ranking 78 de 180 en transparencia gubernamental. Mientras que en otros países se avergüenzan de las conductas destructivas y abusivas, tanto de sus gobernantes como de sus ciudadanos, nuestro país vive escándalo tras escándalo de corrupción casi sin consecuencia alguna. El robo de vacunas en medio de una pandemia, algo que debiera ser investigado hasta llegar al último de los responsables, acá acabó solamente con la renuncia de un Ministro y una causa archivada en la Justicia.