Escuelas privadas no aranceladas: un modelo transformador en los barrios vulnerables

El sistema educativo, tal y como lo conocemos, ya no satisface las necesidades de sus estudiantes. Es momento de replantear la manera en la que funciona. Defender ciegamente la educación pública a capa y espada, tal cual está hoy en la Argentina, solo incrementa la brecha entre aquellos chicos cuyas familias pueden pagar por una educación privada y los que no.

 

Una alternativa que se puso en marcha en muchísimos países, con resultados favorables, son las escuelas privadas no aranceladas. Como su nombre lo indica, son instituciones que no cobran un arancel, es decir, sus alumnos no abonan mensualmente una cuota, pero son financiadas por entes privados. Los mismos pueden ser empresas, ONGs o incluso ciudadanos particulares, quienes deciden contribuir a cambio de reducciones en sus impuestos. Pero lo que más diferencia a este tipo de escuelas de las escuelas públicas tradicionales, es que están dotadas de una mayor autonomía en la gestión de sus recursos, el diseño de sus currículas, la formación y selección de sus docentes, entre muchas otras cosas.

Un ejemplo en la región de este tipo de escuelas es la Fundación Impulso, ubicada en Casavalle, una zona vulnerable de Uruguay. En Casavalle, el número de egresados de escuela secundaria es menor que el 1%. Hoy, luego de 10 años de trayectoria, ya son muchos los exalumnos que han iniciado sus estudios terciarios y/o universitarios, y muchos han ingresado al mercado laboral. Hace unas semanas viajé a conocer esta institución para entender un poco más cómo están logrando transformar el barrio.

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