En Argentina, el mercado es el chivo expiatorio

La libertad económica es un ingrediente esencial para el crecimiento económico. Fomenta mejores niveles de vida, igualdad e incluso libertades políticas. Por el contrario, la intervención del gobierno en el mercado en la forma de controles de precios, tarifas e impuestos, distorsiona los incentivos que favorecen la creación de riqueza. Pero incluso aún en ausencia de dichas regulaciones, la operación de los mercados se ve afectada por la insuficiente protección de los derechos de propiedad y el intento de desinformar a la población por parte de los políticos.

Basta considerar el caso de Argentina y su actual pico inflacionario. Los precios al consumidor se incrementaron en un 11.1% en los últimos 11 meses, la mayor tasa de inflación en los últimos 29 meses. En lugar de reconocer que la inflación es el resultado de malas políticas por parte del gobierno, como el excesivo gasto público o la excesiva emisión de dinero para mantener un tipo de cambio artificialmente bajo, el gobierno prefirió recurrir a teorías conspirativas, acusando a los supermercados de “cartelizarse” para subir los precios y “atentar contra los bolsillos de los argentinos”. Pero esto va más allá de simples acusaciones. Son la manifestación de regímenes políticos redistributivos que no respetan la protección de los derechos de propiedad. El Presidente Néstor Kirchner demandó que los supermercados “trabajen para el país y dejen de presionar a la gente”, y prometió que “el gobierno va a organizar a los consumidores”. Si usted está familiarizado con el discurso político latinoamericano, sabe que lo que quiso decirle el presidente a los supermercados es “trabajen para mi y déjenme presionar a la gente” y “yo voy a organizar a mis seguidores para que los presionen a ustedes”.

 marinakienast.com.ar – Todos los derechos reservados.