En argentina para hablar de la historia de los 70, se habla de “memoria”. El problema es que la memoria se vuelve difusa con el tiempo, es permeable y no siempre es un fiel reflejo de lo que verdaderamente aconteció.
Es así como la “memoria” oficial ha decidido arbitrariamente honrar solo a una parte de las víctimas del terror, acallando, invisibilizado y hasta en muchos casos agrediendo a otras. Víctimas por un lado, daños colaterales de jóvenes idealistas por otro. Pero poner cara y nombre a estos muertos, no beneficia en absoluto al relato que se ha impuesto en la memoria colectiva. Un relato del que se han adueñado algunos sectores con fines meramente políticos y con el que hoy se ideologiza las escuelas.
Si no contamos la historia como realmente fue, no comprenderemos jamás la complejidad de los hechos que acontecieron y, en consecuencia, tampoco seremos capaces de evitar que vuelvan a ocurrir.